- Solo el 22%. El otro 78% es el combustible de los camiones, de los aviones, de los tractores, el gas de las fábricas y todo eso es muchísimo más difícil de pasar a eléctrico. Entonces, ¿qué ha pasado con todo este despliegue de renovables? pues que según esta visión ha sido en gran parte una burbuja especulativa y ahora esa burbuja parece que está pinchando.
- Los grandes fondos de inversión están empezando a retirarse, se cancelan proyectos porque se han dado cuenta de que el mercado ya está saturado y sencillamente la rentabilidad ya no es la que era, las cuentas ya no salen. Entonces, recapitulemos. Tenemos un sistema energético, el de los fósiles, que se agota y la alternativa que nos proponen las renovables industriales, parece que no puede llenar ese hueco y tiene sus propios problemas gigantescos.
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- Según este planteamiento, vamos a decrecer sí o sí porque la energía se acaba. La verdadera elección es cómo vamos a hacerlo. O lo hacemos a las bravas de forma caótica, con crisis, guerras por recursos y un empobrecimiento general, o lo hacemos de forma planificada, democrática y ordenada, buscando el bienestar de todos.
- A lo primero se le llama empobrecimiento, a lo segundo decrecimiento. ¿Vale? Pero, ¿qué significa eso de un descenso planificado en la práctica? pues implica repensarlo todo de arriba a abajo.
- Se trata de pasar de una economía de usar y tirar a una circular y, por supuesto, poner en el centro la educación y la justicia social. Al final la cosa es muy simple. Con las leyes de la física, con los límites del planeta, no se puede negociar. Están ahí. y punto. Así que la única elección que de verdad tenemos es si vamos a gestionar esta transición nosotros de forma inteligente o si vamos a dejar que la transición nos gestione a nosotros por las malas.
- Y con esa pregunta tan directa nos deja este análisis.
¿Es posible un descenso planificado y digno o estamos abocados a un colapso caótico? Es un desafío que nos obliga a pensar qué futuro queremos y, sobre todo, si seremos capaces de ponernos de acuerdo para construirlo antes de que la propia realidad tome la decisión por nosotros.